Si algo estamos aprendiendo en estos años aciagos de crisis y mediocridad, es que las empresas que salen adelante son aquellas que tienen la capacidad de actuar con rapidez y flexibilidad para hacer frente a los retos que se les plantea.
Nos encontramos con la globalización, caracterizada por un entorno muy dinámico, donde el término frontera tiene cada vez menos importancia, las distancias físicas son cada vez menores y el acceso a la información y a la comunicación es cada vez más fluido.
Estamos, en definitiva, en un mercado sin obstáculos al comercio y a la inversión y donde hay plena movilidad de personas, capitales, tecnologías e información. Desafortunadamente también facilita más la expansión de problemas como las epidemias, conflictos locales, terrorismo, migraciones masivas, tráficos ilegales (de personas, drogas, falsificaciones…).
Claro que esto nos plantea algunas exigencias, tanto a nivel personal como organizativo muy fuertes ya que para estar en situación de poder competir con otras personas (por ejemplo por un puesto de trabajo) o con otras empresas, debemos ser capaces de estar permanentemente al día de todos estos cambios, incluso ser capaces de prever para poder tomar decisiones adecuadas con tiempo suficiente.
Las características básicas, que afectan a todos los sectores y mercados, clientes y proveedores, gobiernos e instituciones, nacionales y mundiales, son:
- Un elevado grado de incertidumbre, siendo difícil determinar en el corto y medio plazo la evolución de determinadas variables
- Una alta complejidad y
- Una enorme volatilidad
Estamos inmersos en una crisis de la que todavía no hemos terminado de salir pues se está produciendo un cambio de paradigma no sólo en lo económico, sino también en lo político y en todos los ámbitos que todavía no somos capaces de precisar. No hay más que leer las últimas noticias a nivel mundial para percibir que algo se está moviendo.
Esto hace más difícil, si cabe, desarrollar un análisis prospectivo para apoyar a la dirección de una empresa en su toma de decisiones. Pero, a pesar de la dificultad del análisis, hoy en día, es cuestión de supervivencia desarrollar una adecuada planificación, con un diagnóstico de la situación y evolución futura de determinadas variables cuyos efectos positivos o negativos, serán decisivos para nuestras empresas.
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