Por supuesto, las ventajas o beneficios que nos aporta esta estrategia tienen que ver mucho con las motivaciones, tanto internas como externas, mencionadas en el post Motivaciones para salir al exterior y que hemos sido capaces de conocer en profundidad.
Algunas de ellas se refieren al incremento de la competitividad, lo que también contribuirá a reforzar y fortalecer nuestro mercado doméstico. Conseguiremos una demanda más estable e independiente de los ciclos económicos, obtendremos economías de escala generando un aumento de la producción de forma continuada, una mejora de nuestra cadena de valor y, además, un incremento de nuestra facturación y mejora de la cuenta de resultados. Por supuesto, todo este proceso nos dará capacidad de aprender de los distintos mercados en los que operamos, obteniendo una ventaja competitiva a largo plazo.
Este proceso, bien llevado, nos hará mejores y nos ayudará en el futuro a mejorar nuestra capacidad competitiva también en nuestro mercado natural, lo que llevará a incrementar nuestra cuota de mercado.
Pero la internacionalización no es un camino de rosas. Requiere de un gran esfuerzo por nuestra parte para superar las dificultades que nos podemos encontrar en el proceso y que debemos conocer previamente.
Algunas de ellas se derivan de la propia empresa y que habremos diagnosticado previamente y emprendido las acciones necesarias para solventarlas. Ya hemos hablado de ellas en el post La internacionalización…una decisión estratégica, respondiendo a las tres cuestiones claves, ¿debe?, ¿quiere? y ¿puede?
No es una obligación adoptar esta estrategia y muchas veces no conveniente o incluso contraproducente. Hay que manejar muy bien los tiempos y responder a la pregunta de ¿cuándo?. Si una empresa no responde afirmativamente a las tres cuestiones anteriores, está claro que no puede adoptar esta estrategia en el momento del análisis pero si podrá hacerlo en un futuro, una vez solucionadas sus limitaciones de partida que pueden ser de recursos financieros o de capacidad de producción y servicio, o de recursos humanos preparados o de tamaño mínimo según el sector, entre otras.
Por supuesto, la motivación interna de los recursos humanos, del equipo directivo y de la propiedad debe ser chequeada y probada para poder contar con su implicación real en el proceso.
Otras dificultades son las derivadas de la incertidumbre y de la falta de conocimientos e información. Factores a tener en cuenta son las diferentes culturas e idiomas, la estabilidad política, social y económica de los potenciales nuevos mercados, la distancia geográfica y las dificultades logísticas y los riesgos de cambio e impago que pueden aparecer.
Pero estas dificultades son obstáculos salvables que no pueden desanimarnos y cuya resolución conseguirá una empresa más competitiva y más estable a medio y largo plazo. Es muy importante realizar una buena planificación que nos permita desarrollar esta estrategia con un mínimo riesgo.
Este camino no se debe hacer en soledad. Hay instituciones y expertos que te pueden ayudar, orientándote y disminuyendo las piedras del camino que sin duda van a aparecer. ¡Llegan las Águilas!¡Llegan las Águilas!:
Muchas empresas españolas han sufrido menos, ya que los mercados exteriores han compensado la fuerte caída del mercado nacional con una demanda interna estancada. Esto lo podemos ver en las grandes compañías del IBEX. Igualmente, muchas Pymes han salvado su cuenta de resultados gracias a que iniciaron su expansión en el exterior en los años de bonanza económica.
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